La luz que no ilumina: el arte visual de Ripley
En un mundo de series rápidas, iluminadas en exceso y visualmente previsibles, Ripley llega como un susurro visual de sombras. La miniserie de Netflix, protagonizada por Andrew Scott y basada en El talento de Mr. Ripley de Patricia Highsmith, sorprende no solo por su narrativa contenida sino por su apuesta estética: un blanco y negro de altísimo contraste, heredero directo del cine noir, donde cada plano parece una fotografía de exposición galardonada. La razón detrás de esta coherencia visual tiene nombre propio: Robert Elswit.
¿Quién es Robert Elswit y por qué importa tanto su mirada?
Robert Elswit no es un desconocido para quienes amamos la imagen. Ganador del Óscar por There Will Be Blood, ha trabajado con directores como Paul Thomas Anderson y Tony Gilroy. Pero en Ripley, Elswit logra lo que pocos directores de fotografía han conseguido en televisión: convertir cada escena en una composición fotográfica impecable, digna de análisis museográfico.
Su trabajo no solo cumple una función estética, sino que construye atmósfera, suspenso y tensión con el mínimo de recursos y una inteligencia luminosa. Literalmente.
Blanco, negro y todas sus capas: decisiones fotográficas en Ripley
Las decisiones estéticas de Elswit no se quedan en la ausencia de color. Más allá del blanco y negro, lo que destaca es:
- La iluminación expresionista: Cada escena parece un homenaje a la tradición del cine de los años 40 y 50. Las sombras se convierten en personajes.
- El uso dramático del claroscuro: Como si Caravaggio hubiera tomado una cámara Arri Alexa LF.
- El ritmo visual lento: Que obliga a mirar. A quedarse. A pensar.
Este enfoque se aleja radicalmente del montaje frenético de series como You o Lupin, proponiendo en cambio una experiencia más contemplativa, casi pictórica.
La fotografía como lenguaje emocional
¿Puede la fotografía narrar emociones sin necesidad de palabras? Ripley responde con un sí rotundo. La forma en que Elswit encuadra a Tom Ripley en escaleras, espejos o marcos arquitectónicos no solo genera simetría: encierra al personaje en su propia prisión psicológica.
Los planos fijos, casi inmóviles, generan una extraña tensión interna. No necesitamos música para sentir que algo está por romperse. La imagen lo dice todo.
Cine, pintura y fotografía: el triángulo visual de Ripley
Elswit y el director Steven Zaillian citaron a artistas como Hopper, Caravaggio, y fotógrafos como Saul Leiter y Helmut Newton como influencias. Pero si algo resuena profundamente es la conexión con la fotografía artística contemporánea. La serie tiene mucho del trabajo de fotógrafos como:
- Shoji Ueda, maestro del blanco y negro surrealista, a quien ya analizamos en este artículo sobre la fotografía de Shoji Ueda
- Brassaï, por su dominio de la noche parisina
- Diane Arbus, en los retratos de marginalidad contenida que también podríamos leer en los gestos y silencios de Ripley
Una fotografía que requiere del espectador
Ripley no te lo da todo servido. A diferencia de otras producciones, exige que el espectador esté dispuesto a leer la imagen como parte activa del discurso. Por eso su recepción ha sido polarizante: algunos la consideran aburrida. Otros (entre los que me incluyo) vemos una obra de arte que, capítulo a capítulo, refina la mirada.
Como tarea personal, tengo pendiente leer la saga completa de Patricia Highsmith, conocida como The Ripliad. Intuyo que, así como su narrativa juega con la ambigüedad moral, la serie y su fotografía logran la misma operación pero en el plano visual.