El proyecto consiste en acercarse a individuos que participan en la economía informal—vendedores ambulantes, artistas callejeros o personas que piden ayuda económica—y ofrecerles una moneda a cambio de tomarles un retrato. Este acto simbólico transforma la interacción cotidiana en una transacción consciente, donde ambas partes reconocen y aceptan el intercambio. Las fotografías resultantes buscan dignificar a los sujetos, resaltando su humanidad y presencia en la ciudad. Las imágenes se comparten en Instagram, creando una narrativa visual que documenta estas microeconomías urbanas.

«Economía del retrato» es un proyecto que explora los intercambios humanos y económicos que tienen lugar en los espacios urbanos a través del arte de la fotografía. A cambio de una moneda, estas personas, que venden productos o realizan actos artísticos, permiten que se capture su imagen, lo cual genera una conexión momentánea pero significativa entre ellos y el fotógrafo. Cada retrato cuenta una historia visual que habla de la lucha cotidiana por la supervivencia, la resiliencia, y las complejidades de la economía informal. Esta serie no busca explotar la vulnerabilidad de los sujetos, sino más bien dignificar y visibilizar a quienes suelen ser ignorados en el paisaje urbano.

A través del uso de colores vivos, una iluminación natural y la captura de gestos y expresiones auténticas, el proyecto presenta una perspectiva humana y accesible de la vida callejera. La diversidad de los sujetos, desde vendedores ambulantes hasta músicos callejeros, permite un enfoque multifacético que invita a la reflexión sobre la relación entre el arte y la economía. Publicada en Instagram bajo el hashtag #fotoscompradas, la serie abre un espacio para el diálogo digital sobre las realidades sociales de las personas que habitan las calles.